Dado el Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es garantizar que los Estados miembros de la UE alcancen la neutralidad de carbono en 2050, convirtiendo a Europa en el primer continente de la historia con neutralidad climática, es lógico que el gas y el petróleo rusos se consideren una especie de punto de transferencia en el camino hacia la consecución de este objetivo. Desde este punto de vista, la guerra, que desde el 24 de febrero es de interés primordial para todos los inversores, podría ser el catalizador que acelere todo el proceso de independencia de los estados europeos respecto a Moscú.
No funcionará sin infraestructuras
Naturalmente, para lograr este objetivo es necesario poner en marcha una serie de procesos. El primero y más importante es la construcción de la infraestructura necesaria para garantizar el suministro de energía y calor de nuevos proveedores. Esto requiere no sólo grandes inversiones, sino también tiempo. Desde este punto de vista, la actual interrupción de la cadena de suministro como consecuencia de las sanciones impuestas por los países occidentales a Rusia podría causar enormes complicaciones a toda una serie de sectores, por no hablar de una posible recesión mundial. Ya hemos visto cómo los precios del petróleo y el trigo, por ejemplo, han alcanzado máximos históricos. La guerra también ha afectado a los sectores del transporte y la automoción. El banco Goldman Sachs mantiene su previsión de que el precio del petróleo suba hasta 135 dólares por barril en los próximos meses. Por ello, abordar la cuestión de la independencia del suministro ruso de materias primas energéticas clave es cada vez más urgente.
La transición a la energía verde
Un paso lógico en el camino hacia la independencia debería ser la inversión a gran escala en energías renovables, dado que parte del acuerdo mencionado consiste en garantizar una energía limpia y asequible. El Plan de Inversiones para una Europa Sostenible prevé la acumulación de inversiones de al menos 1 billón de euros. Otras fuentes de financiación deberían incluir el Fondo de Modernización e Innovación. 2020 fue sin duda un año histórico para la Unión Europea en materia de energía verde, ya que fue la primera vez que los Estados miembros consiguieron generar más electricidad a partir de fuentes renovables que de combustibles fósiles.
Cada país tiene una combinación energética diferente
Pero el camino hacia la plena neutralidad en carbono será largo. Cada uno de los 28 estados tiene una posición de partida diferente en cuanto a combinación energética, así como la posición de las fuentes de energía renovables (FER) en ella. Los países que más utilizan FER en Europa son Alemania, España e Italia. Dinamarca también es líder en generación de energía solar y eólica, lo que le permite satisfacer hasta el 61% de su consumo anual.
La República Checa y Eslovaquia van a la zaga en renovables
La República Checa y Eslovaquia van a la zaga de otros países de la UE en cuanto al uso de FER. La energía solar y eólica representarán algo menos del 5% de su consumo total en 2020. Las plantas fotovoltaicas sólo representarán el 2,7 por ciento de la producción total, aunque el potencial real de ambos países es varias veces superior.
Para alcanzar los objetivos fijados en el Pacto Verde, los países de la UE tendrán que aumentar significativamente la cuota de energía producida a partir de fuentes renovables durante la próxima década, reduciendo al mismo tiempo su dependencia del carbón, el gas y el petróleo. Aunque este camino será largo, no cabe duda de que va en la buena dirección.
Comentario de la analista principal de Wonderinterest, Olivia Lacen