La seguridad nacional es lo primero
La colaboración entre Microsoft (MSFT) y la empresa saudí G42 representa una importante oportunidad de negocio, pero también suscita preocupación por la rivalidad entre Estados Unidos y China. De hecho, la colaboración ha atraído la atención de funcionarios estadounidenses preocupados por la posible transferencia de datos sensibles a China. Según el New York Times, la oficina de Biden incluso pidió a los EAU que se distanciaran de las empresas tecnológicas chinas, ya que G42 ha mantenido relaciones con empresas chinas, incluidas en la lista negra, como Huawei y BGI (Beijing Genomics Institute). Incluso a principios de este año, antes de que se firmara la colaboración, G42 anunció una reducción de sus participaciones en empresas chinas. Al parecer, la presión del Congreso también se dejó sentir en Microsoft, que anunció cambios en la cooperación a principios de agosto. A partir de ahora, el gigante sólo arrendará la tecnología avanzada de G42, garantizando así una mejor supervisión de sus productos.
Motivación estratégica
La ampliación de la colaboración de las citadas empresas es un movimiento estratégico no sólo para la compañía estadounidense, sino también para el país, con su objetivo de alcanzar el dominio en el campo de la IA. La inversión de 1.500 millones de dólares, que se selló en abril de este año, permite a Microsoft aprovechar sus ricos recursos de datos, mientras que G42 está en el centro de las ambiciones de Emiratos de convertirse en líder en IA y apoyar el crecimiento de este vasto ecosistema. Impulsada por la plataforma en la nube Azure de Microsoft, G42 pretende desarrollar y desplegar servicios de IA de vanguardia, incluido un gran modelo de lengua árabe, construir centros de datos adicionales y reforzar las filas de profesionales cualificados en toda la región árabe, Asia y África. La intención de los EAU de convertirse en líderes tecnológicos a través de G42, se ve respaldada por sus colaboraciones con otros gigantes como OpenAI, Dell, Oracle, Nvidia y Cerebras, con quien están desarrollando un superordenador para entrenar la IA.
Ambiciones de Oriente Medio
Un entorno político y burocrático relajado, una visión más permisiva del uso de datos anónimos de ciudadanos como fuente para el entrenamiento de IA, y unas condiciones fiscales favorables en EAU y Arabia Saudí, están permitiendo una adopción más rápida de las tecnologías de IA. Además, ambos países se esfuerzan por transformarse en un centro tecnológico mundial, ayudados por importantes recursos financieros procedentes de los ingresos del petróleo y el gas. Estos factores hacen de la región una perspectiva atractiva para las empresas tecnológicas que buscan una presencia global en IA. [1]
Arabia Saudí y los EAU como líderes
El atractivo se pone de manifiesto en las previsiones para los próximos años, ya que PwC predice que Oriente Medio debería representar alrededor del 2 por ciento de la contribución mundial a la IA a finales de la década, lo que supone unos 320.000 millones de dólares, con un crecimiento anual en toda la región de entre el 20 y el 34 por ciento. A la vista de la enorme inversión, no es de extrañar que PwC espere que la mayor contribución financiera corresponda a Arabia Saudí y los EAU, seguidos del resto de países de la agrupación del Consejo de Cooperación del Golfo (Bahréin, Kuwait, Omán y Qatar), con Egipto en último lugar. El CEO de OpenAI, Sam Altman, también ve perspectivas en la región, a la que califica de "sandbox regulatorio", una zona donde la IA puede entrenarse sin alterar todo el sistema.
El creciente panorama tecnológico en Oriente Medio
La apertura de los países árabes en el sector de la IA ha sido captada por otras empresas además de Microsoft. La filial de Amazon (AMZN), Amazon Web Services (AWS), anunció en marzo la expansión de su infraestructura de centros de datos a Arabia Saudí. Su lanzamiento está previsto para 2026. Con este movimiento, el reino se unirá a los EAU, donde AWS está disponible desde 2022, y a Baréin, que fue la primera región de Oriente Medio donde AWS lanzó sus servicios en 2019. Google (GOOG) también amplió su huella en Arabia Saudí justo el año pasado, anunciando la disponibilidad de servicios en la nube y de IA en la zona de Dammam el 20 de agosto de 2024, uniéndose a la catarí Doha y a la israelí Tel Aviv. Además, la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz y el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí están en conversaciones para crear un fondo de 40.000 millones de dólares centrado en la inteligencia artificial, según la CNBC. El país busca así diversificar los ingresos fuera del negocio del petróleo.
¿Un arma de doble filo?
La proliferación de la inteligencia artificial en Oriente Medio aporta eficiencia, innovación y un impulso al crecimiento económico, ayudando a las empresas a optimizar sus operaciones y competir con corporaciones más grandes. Por otro lado, el dominio de los gigantes tecnológicos suscita preocupación por la creación de un monopolio, la limitación de opciones y el aumento de la dependencia de unos pocos actores. Según Alexey Sidorov, experto jefe del proveedor de datos Denodo, para hacer frente a estos retos, los responsables políticos y los dirigentes deben encontrar un equilibrio apoyando la innovación y las iniciativas locales. El vicepresidente sénior de ventas para EMEA de World Wide Technology (WWT), Daniel Valle, no ve la situación como algo negativo, y argumenta que, a través de las plataformas de código abierto, incluso las empresas o instituciones más pequeñas pueden compartir sus conocimientos para mejorar los avances tecnológicos.
Olivia Lacenova, analista principal de Wonderinterest Trading Ltd., es una de las principales expertas en el sector.
[1] Las declaraciones prospectivas se basan en suposiciones y expectativas actuales, que pueden ser inexactas, o en el entorno económico actual, que puede cambiar. Dichas afirmaciones no garantizan resultados futuros, sino que implican riesgos y otras incertidumbres difíciles de predecir. Los resultados pueden diferir materialmente de los expresados o implícitos en cualquier afirmación de carácter prospectivo.